El diseñador del futuro
Caspar Ludwig Opländer se estableció en Dortmund en 1872, se casó y fundó la empresa «Fábrica de productos de cobre y latón Louis Opländer» en calidad de maestro forjador de cobre. Gracias a su energía, su disciplina y su experiencia en trabajos artesanos creo un exitoso taller artesanal. De este modo, vendía todas las instalaciones de destilación, desde Dortmund y hasta bien entrada la Llanura de Münster, que se usaron allí en parte hasta 1950. En aquella época la floreciente ciudad de Dortmund, centrada en la industria y en el negocio cervecero, ofrecía lucrativas opciones de negocio para todo tipo de trabajos en cobre y en latón, por ejemplo los que se necesitaban en las fábricas de cerveza. Como consecuencia de la industrialización y de la mejora del nivel de vida, a finales del siglo XIX la demanda de instalaciones para destilerías y cervecerías aumentó también considerablemente. Además, en las ciudades en pleno desarrollo de la cuenca del Ruhr (Alemania) creció también el número de viviendas y, con ello, los grifos de agua directamente disponibles y la consiguiente necesidad de tubos de entrada y de salida.
La familia de Caspar Ludwig Opländer tuvo ocho hijos. El mayor, Karl Wilhelm Ludwig, llamado «Louis», tomó las riendas de las empresa con solo veinte años junto con su madre, Wilhelmine Gertrud Caroline, después de la prematura muerte de su padre a los 46 años. Esta mujer demostró ser toda una líder empresarial fuerte y vital que, junto con su hijo «Louis», siguió dirigiendo el taller artesanal concienzudamente y con gran éxito. Vivió hasta los 80 años, una edad nada despreciable en aquellos tiempos. Su libreta de cuentas domésticas, que aún se conserva, muestra la precisión con la que se gastaba cada céntimo. Dado que Louis tuvo que suceder a su padre sorprendentemente pronto, no pudo finalizar sus estudios de ingeniería en Hanóver. Sus otros siete hermanos también recibieron una buena formación, algo que tampoco era habitual en aquella época.