El productor
En tiempos indudablemente difíciles y tras una infancia llena de privaciones, Louis asumió el cargo de su padre, Caspar Ludwig Opländer, a muy temprana edad y siguió desarrollando soluciones técnicas para otros campos de aplicación y esferas de la vida, como la calefacción, la ventilación y las instalaciones sanitarias. De este modo, se demostró que sus precoces experiencias en el taller de artesanía le habían enseñado a pensar en contextos complejos. Esto le permitió aplicar las soluciones técnicas a otras categorías de aplicación más amplias. De este modo, por ejemplo, en el ámbito de la industria pesada de Dortmund, se construyeron instalaciones de gran tamaño: por una parte para calentar y ventilar los vestuarios de mineros y, por otra, porque estos vestuarios de mineros exigían por sí mismos enormes exigencias técnicas. En estas estancias, miles de mineros necesitaban al mismo tiempo grandes cantidades de agua a la temperatura adecuada para lavarse y ducharse después de un día de trabajo. Estas instalaciones eran excepcionales trabajos de ingeniería que aún hoy en día siguen impresionando. Louis era el ingenio personificado con una marcada exigencia en lo que respecta a la profesión de ingeniero y al deseo subsiguiente de mejorar significativamente las condiciones de vida de la gente. Sus diseños técnicos siempre iban acompañados de un extraordinario y ambicioso afán por mejorar los procesos técnicos y la calidad de vida de las personas.
Por lo tanto, sus instalaciones y aparatos cumplían las más elevadas exigencias en lo referente a su eficacia y a su rendimiento. Esto último se manifestó en la concepción que se tenía entonces del concepto de ahorro energético. Su excepcional inventiva y su capacidad de entendimiento le permitieron reconocer la gran necesidad de innovación y encontrar soluciones técnicas empresarialmente viables para enfrentarse a estos nuevos retos. La industrialización trajo consigo enormes dificultades para alojar en nuevas viviendas al gran número de trabajadores que se desplazaba. Por aquel entonces, estas viviendas se construían con el diseño más sencillo posible, usando mampostería, sin aislar las paredes y con puertas y ventanas no herméticas. Se calentaban con la cocina o una estufa alimentados con carbón. La estufa proporcionaba el calor deseado, pero a la vez generaba polvo y gases de combustión. En aquella época, los edificios de viviendas normalmente solo tenían una única chimenea a través de la que se eliminaba el humo de cada planta, lo que hacía que el humo de las plantas superiores fuera, en muchas ocasiones, extremadamente perjudicial para la salud. Como ingeniero consciente de su responsabilidad, Louis se había propuesto contrarrestar esta deficiencia en el diseño de las viviendas y se fijó como objetivo principal sustituir este tipo de calefacción mediante estufa insalubre, antihigiénico y poco económico por un sistema de calefacción central.
En cierto sentido la calefacción central de vapor ya existía, pero hasta aquel momento no cumplía en absoluto los requisitos mínimos para garantizar una adecuada calidad de vida desde el punto de vista fisiológico. La calefacción de agua caliente con circulación por gravedad supuso un intento prometedor para mejorar considerablemente la situación, pero que al principio solo funcionó en instalaciones pequeñas. No obstante, este enfoque fundamentalmente correcto del sistema de calefacción de agua caliente tuvo que seguir perfeccionándose para poder alcanzar una distribución uniforme del calor. Con este perfeccionamiento y la fabricación de calefacciones por agua caliente y por vapor, la empresa «Louis Opländer» se convirtió en una de las empresas más importantes en la construcción de sistemas de calefacción central. De este modo, la vida del fabricante Louis Opländer estuvo llena de innumerables innovaciones técnicas, la primera de ellas la máquina para estandarizar el tamaño de los barriles poco después del cambio de siglo.
El fabricante Louis Opländer también estaba abierto a las novedades en su vida privada. Era un apasionado de los deportes, tanto de la bicicleta de carreras en la década de 1880, como del esquí o el remo cuando se pusieron de moda. En 1898 fue testigo de la inauguración del canal Dortmund-Ems, lo que reforzó su entusiasmo por el remo, y fue cofundador del club de remo Hansa e.V. en Dortmund. El juego limpio fue siempre una de sus máximas, también en los negocios.