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Europa no está muerta. Abrazando el futuro con CCC (Creating, Caring, Connecting).

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11.06.2024

Creating, Caring, Connecting (Crear, Cuidar, Conectar): el triple enfoque para definir la política europea. Europa puede convertirse en el continente más sostenible del mundo en los tres ámbitos. Un objetivo ambicioso que podría salvar la idea europea.

Oliver Hermes es Presidente y Consejero Delegado del Grupo Wilo, Presidente del Patronato de la Wilo-Foundation, miembro del Patronato de la Family Business Foundation, miembro del Patronato del Premio Alemán a la Sostenibilidad (DNP), miembro del Comité Ejecutivo de la Near and Middle East Association (NUMOV) y miembro del Consejo Ejecutivo de la Africa Association of German Business y de la Sub-Saharan Africa Initiative of German Business (SAFRI). Es ensayista y ha publicado artículos en medios independientes. Las opiniones expresadas son exclusivamente las del autor.

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Resulta evidente que la idea europea nunca ha estado tan en peligro como hoy. "Debemos ser lúcidos sobre el hecho de que nuestra Europa es mortal. Puede morir. Puede morir y que lo haga depende enteramente de nuestras decisiones", dijo recientemente el presidente francés, Emmanuel Macron, en un aplaudido discurso en la Universidad de la Sorbona de París.

"Europa puede morir": una afirmación correcta, aunque preocupante. Pero a la inversa, esto también significa que nuestra Europa aún no está muerta. No sólo se encuentra en un punto de inflexión, como explica Macron. Ahora se enfrenta a una oportunidad histórica de fijar un nuevo rumbo. Las elecciones europeas de 2024 no sólo marcarán el rumbo, sino que probablemente sean las elecciones europeas más importantes de la historia.

¿Puede la Comisión de la UE sentir también este espíritu de optimismo cuando lleva a cabo su labor política en Bruselas? Probablemente no. Al fin y al cabo, se encuentra en modo de crisis constante. La Unión Europea debe responder al mismo tiempo a varios retos muy complejos y a sus consecuencias de gran alcance. El cambio climático, la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, el conflicto en Oriente Próximo: son demasiados para enumerarlos todos.

El problema clave es que Europa reacciona. Sin embargo, esto no basta para lograr una "Europa de la fuerza", como pide Macron. La UE debe ser por fin proactiva y "adelantarse a la situación". Debe iniciar las reformas pendientes. Y para lograrlo, debe desarrollar una ambición europea para 2050, global y visionaria, que prevalezca sobre todas las demás estrategias y conceptos políticos.

Sólo así logrará la UE liberarse de su constante hábito de reaccionar y seguir a largo plazo el ritmo de la evolución del Sur global. Esto también hará que la UE sea más atractiva para sus ciudadanos, así como para la inversión extranjera directa, que es un reflejo de lo atractivo que es el continente para las empresas y la industria.

Las economías fuertes siempre aseguran la democracia cumpliendo sus promesas de prosperidad. Sin embargo, si la economía sigue decayendo durante un periodo prolongado y nos quedamos aún más rezagados en términos de crecimiento en Alemania, por ejemplo, la pérdida de prosperidad asociada y la falta de una perspectiva positiva para el futuro conducirán potencialmente a una agitación social que pondrá en peligro nuestros sistemas democráticos.

Entonces, ¿cómo debería ser la ambición europea? La neutralidad de carbono es un punto obvio. Este objetivo se expresa en el Green Deal proclamado por la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Pero este concepto se queda corto. La nueva ambición europea debe ir más allá de lo obvio y definir con mayor precisión la sostenibilidad.

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Su objetivo debe ser nada menos que no sólo salvaguardar la calidad de vida de los europeos, sino mejorarla realmente. Ahora es exactamente el momento adecuado no sólo para sacar el continente de la crisis, sino también para prepararlo para el futuro y compensar los fracasos del pasado: ¡ha llegado la hora de una estrategia europea de sostenibilidad! El objetivo: ser el continente más sostenible del mundo en 2050.

Esta estrategia de sostenibilidad debe basarse en tres principios. En primer lugar, Creating (Crear): Europa debe capacitar a las empresas y a la industria para crear soluciones sostenibles que nos permitan asegurar nuestras infraestructuras críticas de forma independiente y autónoma. Esto incluye la defensa, la sanidad, la seguridad energética, la seguridad del agua, la protección del clima y la transformación digital. En segundo lugar, Caring (Cuidar): Europa debe cuidar mejor y de forma más responsable a sus ciudadanos para demostrarles que viven en el que probablemente sea el continente más habitable del planeta, tanto hoy como en el futuro. Y por último, Connecting (Conectar): Solo con asociaciones sólidas dentro y fuera de la Unión Europea podremos hacer frente a las megatendencias de nuestro tiempo a través de la creación de redes.

Para que una estrategia global de sostenibilidad de este tipo tenga éxito, es necesario implicar a la comunidad empresarial. Sólo trabajando con ella y no contra ella tendrá éxito el plan!

Repasemos la estrategia europea de sostenibilidad que formulará la UE para cada ámbito de actuación. El éxito de todos los esfuerzos en el ámbito de la Creación depende de la soberanía: ¡es un requisito previo básico para asegurar las infraestructuras críticas de Europa y hacerlas aptas para el futuro! La UE debe tomar medidas activas para convertirse en un socio en pie de igualdad en la escena mundial y dejar de quedar relegada al papel de "seguidor" o "socio menor" entre EE.UU. y China.

Esto debe reflejarse también en una estrategia europea de defensa, que Europa necesita sin duda ante la guerra de Ucrania y el incierto futuro de la OTAN (las próximas elecciones estadounidenses no auguran nada bueno). ¡Queda trabajo por hacer en el ámbito de la defensa! Aunque sea utópico construir un ejército europeo, nuestro objetivo debe ser interrelacionar inteligentemente los presupuestos nacionales de defensa y crear una red de defensa complementaria a escala europea.

Es la industria la que podría aplicar este enfoque. Una industria intacta a lo largo de toda la cadena de valor contribuirá decisivamente a mejorar la capacidad de defensa de Europa. ¡No hay Europa soberana y segura sin industria!

Esto también es evidente en el sistema sanitario europeo. La resistencia de las infraestructuras críticas y, en particular, de las cadenas de suministro de productos médicos y farmacéuticos en Europa se puso a prueba no sólo por la invasión rusa de Ucrania y la consiguiente crisis energética, sino también por la pandemia de coronavirus. Posteriormente se pusieron de manifiesto considerables déficits y lagunas, que persisten en la actualidad. Urge mantener la industria farmacéutica no sólo en Europa. Más bien, la UE está llamada a crear incentivos para profundizar en la creación de valor en Europa a este respecto. Una vez más, la industria sanitaria y la industria farmacéutica crean soberanía.

Europa acaba de darse cuenta de lo importante que es el abastecimiento energético para alcanzar los objetivos en materia de Creación de impacto. La crisis energética nos golpeó de repente y sigue teniendo un impacto considerable en la economía y la industria de algunas zonas. En Alemania, en particular, la desindustrialización no nos está sorprendiendo, sino que avanza al galope.

Incluso hoy en día, a menudo sólo se habla de la energía desde el punto de vista de la oferta. Sin embargo, una forma de salir de la trampa de los costes y de las dependencias y riesgos de suministro asociados es incentivar más eficazmente las medidas para reducir la demanda de energía. Ahorrar energía está a la orden del día. Para ello se necesitan productos, sistemas y soluciones eficientes a los que pueda contribuir la economía europea. Una vez más, su relevancia para la estrategia europea de sostenibilidad es evidente.

Hasta la fecha, el suministro de agua ha recibido mucha menos atención que el de energía. Sin embargo, la escasez de agua en la actualidad y, sobre todo, en el futuro supone (como mínimo) un riesgo igual de grave para nuestra prosperidad y la calidad de vida de los europeos.

Así lo demuestran las imágenes de incendios forestales a gran escala que nos llegan a intervalos regulares desde el sur de Europa. Sólo el año pasado ardieron 91.000 hectáreas en España, y Cataluña sufre desde hace tres años una aguda escasez de agua. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático prevé que un total de 44 millones de europeos se verán afectados en 2070. Los ríos del centro y el sur de Europa podrían llevar hasta un 80% menos de agua para entonces.

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Por ello, Europa debe fijar hoy el rumbo del futuro y dedicarse al ambicioso proyecto de formular una estrategia para el agua (como estrategia funcional subordinada a la estrategia de sostenibilidad) y un Pacto Azul y armonizar así toda su infraestructura hídrica de aquí a 2050. Parte de la estrategia hídrica europea debe consistir en poder transportar agua en largas tuberías desde el norte y el este, ricos en agua, hasta el sur de Europa, pobre en agua. Así se creará una red europea de agua a larga distancia y, por tanto, inevitablemente, un mercado europeo del agua. Se trata de una reforma pendiente, teniendo en cuenta que hace tiempo que pensamos en la electricidad, el gas y las telecomunicaciones en términos europeos.

Por supuesto, las ideas no deben detenerse en las tuberías de agua que atraviesan el continente. El Pacto Azul debe ser más amplio y holístico por naturaleza. La modernización de las viejas e ineficaces infraestructuras hídricas, el concepto de ciudad esponja, el tratamiento y uso inteligente de las aguas residuales, incluida la eliminación de microcontaminantes para eliminar sustancias traza, deben formar parte de una respuesta contemporánea y orientada al futuro. Por tanto, la economía y la industria europeas deben participar en todas las formas imaginables del "Pacto Azul".

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Ni que decir tiene que una estrategia europea de sostenibilidad debe centrarse también en la protección del clima. El objetivo de convertirnos en el primer continente neutro en carbono del planeta para 2050 es importante, y el Green Deal es una iniciativa significativa para combatir la crisis climática. Al fin y al cabo, el clima necesita pioneros y pioneras. Ahora tiene que haber alguien que acelere y bien podría ser Europa.

Sin embargo, el "Green Deal" es más bien un factor de higiene. Por grandes que sean los esfuerzos en el camino hacia la neutralidad de carbono, no es suficiente como ambición europea global. El Pacto Verde debe ser un pilar (central) de nuestra estrategia de sostenibilidad, junto con muchos otros.

No cabe duda de que la digitalización puede acelerar la aplicación del Green Deal y del Pacto Azul. Debe considerarse un factor clave que puede contribuir significativamente a la seguridad energética, la seguridad del agua y la protección del clima. Los productos, sistemas y soluciones necesarios para estos proyectos requerirán una vez más una economía y una industria europeas resistentes. Al fin y al cabo, los productos, sistemas y soluciones que protegen el clima suelen ser también los que cuentan con un mayor nivel de inteligencia digital. La digitalización es un motor de los esfuerzos europeos por la sostenibilidad.

Veamos el segundo ámbito de impacto de la estrategia de sostenibilidad de la UE: El cuidado. ¿Qué entendemos por ello?

La Unión Europea es un proyecto histórico que promueve la paz y la libertad. La razón principal de este éxito es sin duda el sólido conjunto de valores que la comunidad europea ha acordado, en parte formalmente, en parte como una "ley no escrita". No debemos subestimar la importancia de Europa como comunidad de valores. A menudo se da por sentada, pero es la base de todas las formas de cooperación política, económica y social a escala europea.

Pero es precisamente este conjunto de valores el que se enfrenta a una prueba crucial. La Unión Europea tiene que hacer frente a su propia desintegración como probablemente ninguna otra institución política. En la actualidad, apenas cabe duda de que el "Brexit" del Reino Unido de la Unión Europea ha tenido un impacto negativo en la prosperidad de los británicos. Sin embargo, el partido Alternativa para Alemania (AfD) abogó por un "Dexit", la salida de Alemania de la Unión Europea.

Propuestas como el Brexit y el Dexit están de moda estos días. Los partidos populistas o de extrema derecha están en auge en muchos Estados miembros de la UE. Ya sea en el norte, el este, el sur, el oeste o el centro de Europa, los partidos nacionalistas están ganando terreno. Su repertorio habitual incluye ideas euroescépticas o incluso antieuropeas que ponen en peligro a Europa como comunidad de valores y, por tanto, a la Unión Europea en su conjunto.

La respuesta de Europa a esta dramática evolución debe ser ¡"más Europa"!

Más crecimiento: ¿una estrategia de crecimiento como parte de una estrategia de sostenibilidad? Por supuesto. El crecimiento y la sostenibilidad no se excluyen mutuamente. Si la UE quiere volver a venderse a sí misma y a la idea europea a sus ciudadanos, es decir, contrarrestar el populismo de derechas rampante, debe ocuparse de su prosperidad. El crecimiento económico es la mejor manera de contrarrestar estas fuerzas antidemocráticas. Las empresas y la industria también tienen un papel importante que desempeñar. Su éxito crea prosperidad y, por tanto, estabilidad.

Pero el crecimiento también significa una expansión de la UE: más negociaciones de adhesión o incluso ampliaciones enviarían una fuerte señal. Por eso es bueno que la Unión Europea reanude su política de ampliación tras un paréntesis de varios años a raíz de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Las negociaciones de adhesión y las ampliaciones son instrumentos importantes para estabilizar Europa y su vecindad. Además, la UE debe enviar una señal clara, especialmente tras el Brexit, de que la integración europea continuará en términos geoestratégicos.

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Más solidaridad: la solidaridad entre los países europeos es el núcleo del proyecto europeo. Entre ricos y pobres, grandes y pequeños, ricos y pobres en agua. Una estrategia europea del agua y el Pacto Azul podrían ser la narrativa positiva que la Unión Europea necesita en estos momentos. En tiempos de creciente escasez de agua, la Unión Europea tiene un papel que desempeñar como distribuidor solidario del recurso más importante y existencial.

Más responsabilidad: una institución política como la Unión Europea sólo es relevante y apta para el futuro si demuestra responsabilidad. Una UE que se centre políticamente en cuestiones menores y marginales y delegue de nuevo la responsabilidad en los países no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir. Europa, ¡responsabilízate de ti misma y de tus ciudadanos! Por ejemplo, en la aplicación de la estrategia europea para el agua y el Pacto Azul: la responsabilidad debe recaer en el ámbito europeo. Esta repercusión estaría condenada al fracaso si acabara en un nacionalismo mezquino. Por lo tanto, no debe atribuirse la responsabilidad exclusiva a los municipios. En este caso, los Estados nacionales también tendrán que renunciar a parte de su codeterminación en favor de la comunidad europea.

Los cálculos del Instituto Económico Alemán muestran las consecuencias de una vuelta al nacionalismo mezquino. El IW ha calculado que un Dexit reduciría el crecimiento económico de Alemania en un 6%. En un plazo de diez a quince años, supondría una pérdida de hasta 500.000 millones de euros. Estarían en juego 2,2 millones de puestos de trabajo. El Dexit es un experimento mental altamente peligroso.

Por último, el último de los tres principios en los que se basa la estrategia europea de sostenibilidad y, por tanto, la ambición europea global: Connecting (Conectar).

Hace tiempo que está claro que se necesitan asociaciones sólidas para contrarrestar las megatendencias mundiales. Sin embargo, el giro geoeconómico que estamos experimentando como consecuencia directa del omnipresente giro geopolítico tiene consecuencias evidentes en todo el mundo: las viejas alianzas se desmoronan y las cooperaciones multinacionales se realinean. Los instrumentos proteccionistas -como las barreras comerciales, las sanciones y los embargos tecnológicos- son el resultado de la disociación políticamente impulsada de las cadenas de suministro iniciada con el objetivo extremadamente difícil de reestructurarlas.

Sin embargo, la hiperglobalización de las últimas décadas no tiene marcha atrás. En la esfera política también se olvida a menudo que nunca puede haber una independencia "de extremo a extremo" de las economías con sistemas complejos. Por ello, no es de extrañar que el reajuste de las cadenas de suministro por motivos políticos no surta el efecto deseado.

Una Europa sostenible es, por tanto, una Europa de la conectividad: ¡una Europa de puentes! El multilateralismo es la respuesta. La UE no sólo debe reforzarse internamente, sino también externamente mediante asociaciones con partes interesadas, países y regiones de todo el mundo. La organización de estas asociaciones reviste una importancia capital: programas como la iniciativa "Pasarela Global", cuyo objetivo es conectar más estrechamente a los países de la Unión Europea con los países emergentes y en desarrollo, no pueden funcionar porque son demasiado burocráticos y no se formulan en pie de igualdad con los países socios.

En su lugar, son los nuevos acuerdos de libre comercio adicionales los que podrían considerarse instrumentos en este sentido. ¡El comercio crea prosperidad! Europa no debe cometer el error de dividir el mundo, y por tanto a los socios potenciales, en "buenos" y "malos". Si queremos tender puentes de forma sostenible, debemos evitar la política de "señalar con el dedo".

Por lo tanto, la cordialidad con las empresas y la industria debe ser el hilo conductor de los tres ámbitos de actuación esbozados en la estrategia de sostenibilidad de la UE.

Europa no puede emprender el camino para convertirse en el continente más sostenible del mundo sin prometer prosperidad y, por tanto, un futuro positivo para sus ciudadanos. Con ello, nos comprometemos a conducir hacia un futuro próspero no sólo a la industria europea, sino también a las economías nacionales y al conjunto de sus conciudadanos. Hacia una Europa soberana.

"El problema clave aquí es que Europa reacciona. Sin embargo, esto no es suficiente para lograr una 'Europa de la fuerza', como pide Macron. La UE debe ser por fin proactiva y 'adelantarse a la situación'."

"Por lo tanto, Europa debe fijar hoy el rumbo para el futuro y dedicarse al ambicioso proyecto de formular una estrategia del agua (como estrategia funcional subordinada a la estrategia de sostenibilidad) y un Pacto Azul y armonizar así toda su infraestructura hídrica para 2050."

"¡Europa, asume tu responsabilidad y la de tus ciudadanos! Por ejemplo, en la aplicación de la estrategia europea del agua y del Pacto Azul: la responsabilidad debe recaer en el ámbito europeo."

Oliver Hermes, Presidente y Consejero Delegado del Grupo Wilo.